lunes, 20 de octubre de 2008

De placas y escaleras

Le llaman Jesucristo, porque se ha quedado sólo con doce tíos en mitad del monte a la espera de la definitiva ascensión a los cielos. Pese a todo, Juan Luis Aróstegui tiene un don escaso, y máxime en alguien como el, en primera línea política desde tiempo (casi) inmemorial: llamar la atención.
Lo hacía, y de ello da fe este antiguo alumno que suscribe, cuando era capaz de explicar durante doce meses contabilidad sin llevar un sólo apunte en la mano, y conseguir que el alumnado aprobase, entendiese y hasta se lo pasase bien con aquello de los mayores, asientos, debes y haberes. Lo hacía, y de ello da fe este periodista que suscribe, cuando se descolgaba a última hora de un debate presupuestario con una enmienda a la totalidad, o con una rueda de prensa sobre el futuro socioeconómico de Ceuta de las que sale uno preguntandose a que hora zarpa el próximo barco.
Y lo de llamar la atención lo han aprendido muy bien en su partido. La última: colocar una placa (más falsa que una moneda con la cara de Popeye, conviene aclarar) en una plaza sin nombre en recuerdo de la manifestación del 6 de octubre de 1994. Si, la de la autonomía, con veinticinco mil ceutíes (¡Oh, tiempos!) en la calle.
El pasado viernes, se presentaron en el lugar de los hechos dos currelas con la escalera para quitar la placa. Con la mala suerte de que esta señal de protesta está ubicada estratégicamente, es decir, a escasos diez metros de uno de los bares de moda en la que se celebraba la Octoberfest, o fiesta de la cerveza, que tampoco es plan de ponernos "uropeos". Y en la fiesta de la cerveza, faltaba el profeta, pero estaban los apóstoles. Tras un "quítame allá esa escalera, puesto que no traes orden por escrito", la placa se salvó.
En esto ha quedado la reivindicación política. En colocar una placa y en impedir que dos operarios, cuya cara me hubiera gustado ver cuando apareció medio PSPC y tres cuartos de CC.OO para defender su conquista, cumplieran su trabajo. Por cierto: si no están de acuerdo con el actual estatuto, ¿dónde estaban las pancartas y movilizaciones el pasado dos de septiembre?
Mientras, en el PSOE -a cuya secretaría general parece que se va a presentar hasta el abaniquero de Sevilla- siguen con su guerra civil de guerrillas, el PP celebra un plácido congreso y UDCE sigue dando una de cal y otra de arena, demostrando una gran capacidad de mimetizarse con el ambiente. Condición indispensable, por cierto, si se quiere entender como en un año y medio van a unas autonómicas de la mano de Izquierda Unida (mayo 2007), votan unos presupuestos del PP (diciembre) y tres meses después piden el voto para Zapatero.
Mientras, el ceutí de a pie sigue inquieto porque no tengamos Ikea o Mercadona. ¿Navieras, paro, vivienda, crisis?. No se preocupen salvo por una cosa: que el cielo vaya a caer sobre nuestras cabezas cosa que, como en la irreductible aldea gala, no va a pasar mañana.
Como dijo el druida Jenarix, están locos estos caballas.

2 comentarios:

Agustín Rivera dijo...

Enhorabuena por tu blog, monstruo!!

Laura dijo...

Lo de la plaquita tuvo que ser gracioso. Me imagino a los pobres operarios...